martes, septiembre 25, 2007

Relato de un lunes.

Cinco y treinta: me despierta un señor que se llama eslovodan hablando de noticias, que casi siempre son aburridoras, y a pesar de sentir un profundo deseo de seguir durmiendo y una rabia ciega por dormirme tarde la noche anterior tengo que levantarme porque Homero debe salir a marcar territorio (los lunes, miercoles y viernes son mios, martes, jueves y sabados de Leonardo, el domingo vamos ambos). Prendo el calentador, cojo la correa y la bolsa, salimos, siempre hace frio a esa hora, y además de mi perro y yo en la calle solo estan los buses llenos de niños más dormidos que yo, aprovecho y mientras camino hago una oracion, si, le hago una especia de trampa a Dios, con el cuento del tiempo rezo cuando saco a Homero o cuando ya voy en la buseta a Palmira.
Cinco y cincuentaycinco: mi marido está bañado y cambiandose, todavia medio adormilada me meto bajo la ducha, y empiezo a programar el dia: llamar a fulano, averiguar por mengano, mandarle un lotus a tal empresa... Vestirme, perfumarme, ponerme los zapatos, no me toma muchos minutos. Saco el almuerzo de la nevera, lo guardo en el maletin junto al desayuno: 2 paquetes de galletas integrales, le entrego a Leonardo el suyo: un bon your, alguno apaga el calentador, alguno le esconde marrobones a Homero debajo de unos conitos naranjados para que se distraiga, una bendicion al perro que se queda oyendo las noticias. El recorrido en el carro del apartamento a el terminalito dura un poco más de 25 minutos, nuevamente la W, todaví­a no se si me gusta esa emisora o no, me gustan Felix y Claudia, y Julio me da risa y grima, pero es que la FM si es muy mala y tengo el temor de oir como se le parte a Vicky Davila la columna lumbar de tanto que se le inclina al presidente y sucedaneos, así­ que ahi voy oyendo a la gente pedirle a "Julito" que no les cuelgue. Cuando me acerco al paradero voy con la incertidumbre: que la buseta no se vaya, pasan cada 10 minutos, pero detesto bajarme del carro y ver que acaba de pasar sin recogerme, al llegar: beso para mi marido y caminar rapido a subirme en el microbus blanco con verde, hasta hace 15 días cumplia una condena: oir la horrorosa musica que ponen o las vulgares emisoras que oyen, ya no, de amor y amistad Leonardo me regaló un celu con música y radio, así­ que depende de mi humor viajo oyendo musica o a "Julito no me cuelgue & secuaces", cuando suena el despertador por la mañana una de las cosas que me permite levantarme sin amargura es la ilusión de dormir los 20 minutos que dura el trayecto Cali - Palmira, pero es mentira, una más de las que me he repetido en esta vida, nunca duermo, cierro los ojos, pero no me duermo, entonces me acuerdo que el paisaje es hermoso y abro los ojos y así­ cualquier asomo de sueño se evapora. En la esquina de davivienda me bajo, al frente hay una panaderia la gitana: siempre quisera tener tiempo para hacer una parada tecnica, camino las 4 cuadras muy rápido, porque siempre ando como si fuera tarde, y la verdad nunca es así (o casi nunca). Antes de siete y veinte estoy sentada en mi consultorio, hay que revisar lotus, abrir los aplicativos y a las siete y treinta tengo minimo dos pacientes esperandome, porque a pesar de prometerme no hacerlo, siempre monto pacientes, porque nunca hay tiempo que alcance para tanta gente que trabaja y se enferma, hay de todo, gente que finge estar enfermo para no trabajar, para pensionarse, gente que se enferma sin querer para que les presten atención, gente que realmente se ha enfermedado porque desde los 17 años o antes cortan caña, y tiene 37 y ya el cuerpo no les da para más: hombros, codos, muñecas, columna, rodillas dañadas, y a pesar de sumar y sumar no les da para pension: que triste.. Por más que estire la mañana no da abasto para ver los pacientes citados, los que se meten a la consulta, los que hay que atender ya porque en la empresa esperan una solucion, hablar con los fondos de pensiones, con las ARP´s, con mi jefe, con los asesores, con todo el mundo, trato eso si de sacar siempre un ratico para hablar con Luis Leonardo, eso no se pude descuidar.. Además hay que hacer cartas de recomendaciones, de reintegro, calificar origen, hacer dictamenes de perdida de capacidad laboral, conceptos de rehabilitacion, el hecho de que no tenga una ulcera duodenal es evidencia de que Dios está en todas partes y siempre lo cuida a uno.
Una pasadas, porque nunca salgo a la hora en punto???, meter al microondas lo que traigo en la lonchera, conversar un ratico con Sandra y Lina, auxiliares de autorizacion, y comprobar una vez más que apesar de hacerle el quite, siempre terminamos hablando de lo mismo: trabajo y más trabajo.
Una y treinta, o ya hay paciente otra vez, o mesa de trabajo con alguna empresa: no señor, por ley usted no puede despedir a un empleado solo porque está enfermo, eso es ilegal... ¿ será que tengo que repetirlo hasta el infinito? Adelantar las calificaciones, citar a los pacientes que no quieren venir, revisar el fuelle de incapacidades, revisar el listado de incapacitadores... Ya me empiezan a doler los ojos.. y el cuello y la dignidad..
Cuatro y media (por que nunca salgo a las cuatro en punto?), separar las hitorias y las cartas, y los conceptos en montoncitos, explicarle a mi enesima secretaria en 3 meses para donde va cada cosa, y saber que probablemente pierdo mi tiempo porque la próxima semana me tendran otra y así­.. Revisar varias veces que todo está guardado: lonchera, billetera, celular, memoria, cuando no lo hago se me quedan las cosas, es por eso que no termino de combatir la obsesión-compulsión que me persigue desde los 4 años (23 años que condena tan larga), gafas de sol puestas y hasta mañana, realmente debo caminar solo 3 cuadras hasta el paradero, pero no me gusta estar parada así que camino hasta que me encuentro con la buseta, lo bueno: siempre hay puesto.. Hago siempre lo mismo: llamo a Luis Leonardo: amor ya voy en la buseta, a mi mamá: mami ya voy para Cali, y a alguna amiga: Delia, Claudia, Eliana, Patricia (cuando estaba en Colombia), Sandra (que no contesta proque está con paciente) o a mi hermana Aury, a Viviana que es la otra no la llamo porque en horario de oficina no puede hablar por celu, trancon en sameco, pedirle el vuelto al chofer: le pague con uno de $20,000, si un solo pasaje.. Gracias..
Cinco pasadas: me bajo en una bomba antes del terminal, me subo a un transur: un bus o microbus, de transporte intermunicipal que va de Cali a Jamundí­, para menos y por ende va más rapido que los buses urbanos, además no se mete al centro que ahora es un infiernillo, pagar el precio exacto porque sino es la pelea para que te den el vuelto: cuando se vaya a bajar en Jamundi mami (¿mami? yo no soy tu madre, solo soy la madre de Homero y el no me dice así­), no yo no me voy a Jamundí­, deme el vuelto por favor.. Luego rogarle a Dios para que uno: si la buseta va por toda la autopista no se suba el puente y me deje en el semaforo, porque si se sube me deja botada) o si dobla en la 56 para coger al quinta no se meta una cuadra antes y me deje botada tambien, realmetne Dios casi siempre oye esas plegarias (y las otras tambien), al bajar cruzo una bocacalle pero ya me se la sincronicidad de los semafornos de la autopista con guadalupe (56) así­ que paso sin problemas.
Cinco cuarentay cinco ( a veces antes) conversacion con el portero: tienes algo para mi?, no doctora nada, pero si en el casillero veo algo, ahh si, un recibo (que seguro se vence mañana y si no me doy cuenta me cortan el celular), cinco pisos, cinco, ¿por que mi edificio no tiene ascensor? Me lleno de resignacion y buenos deseos: fortalece mi corazon (y otros musculos), y ahí­ está mi angel peludo brincando hasta mi cabeza. Cambiarme de ropa, y depende de la cara del perro salgo con el o cocino (si tiene cara de mis abuelos no me sacaron a medio dia, debemos correr por esas escaleras), todo montadito en la estufa y pal computador: siempre tengo tareas programadas: voy a hacer tal y cual cosa, realmente casi nunca cumplo esas tareas, más bien leo semana, el tiempo, el meridiano (cuando se deja), los blogs que me gustan, si se me ocurre algo subo algo al mio, oigo musiquita.. Bajo lo que está en la olla y si tengo mucha hambre como, sino espero a Leo.
Siete pasadas mi perro me toma la mano suavemente entre sus dientes y me hala: ya viene tu papá?, me dice que si con esos ojos divinos, puedo hacer dos cosas apagar el computador y servir la comida (el recontrabuen sentido de percepcion extrasensorial de mi perro me da tiempo para eso) o sigo trabajando y espero a que Leo toque la puerta para desconectarme. Al fin llega: que lindo es, besos por todos lados y más saltos del perro, cenar conversadito y viendo noticias, lavar los platos acompañados, sacar a Homero, es un paseo largo de media hora o un poco más, que nos sirve para: 1. Homero marque territorio, 2. estirar los musculos, 3. contarnos las buenas y no tan buenas del dia, 4. hacer planes.
Ocho pasadas: las novelas: si, debo admitirlo despues de huirles, de criticarlas, he caido en las fauces de dos novelas, si dos o doscientas da igual, pero que le vamos a hacer: 1. sobregiro de amor: me rio cantidades con Zhakick Leon y sus amigas, 2. Nuevo rico, nuevo pobre: es muy buena.., como en todo el dia no tengo tiempo de hacer ejercicio aprovecho el tiempo en que las veo montada en la eliptica 30-40 minutos dandole fuerte, al terminar: estiramiento y abdominales, además de pesas para los brazos.. Se acaban la ultima novela y busco el sueño, siempre pensando: es la última vez que me acuesto tan tarde, no es tarde pensaran muchos, pero para mi las 11 es tardisimo, sobre todo si tenemos en cuenta que antes de que estas demoniacas novelas llegaran a mi vida me dormia por tarde a las 9:30 -10:00. Verificar que el despertador este puesto, llamar a Homero apra que me acompañe mientras Leo sigue en el televisor, releer algun libro (ahora es la casa de Samudio), y no se bien a que hora es que vengo a caer...

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